lunes, 14 de septiembre de 2009

Causas de la violencia

Para comprender el por qué de la violencia, hay que tomar en cuenta que en la sociedad actual (en todos los países), conviven dos mundos diferentes. En uno de ellos se da la penuria o la privación de lo más elemental: la comida, el dinero para movilizarse, la ropa, una vivienda ínfimamente confortable, la salud… Y todo eso vivido con el claro sentimiento de que tales carencias serán de por vida. Esperanzas casi nulas de salir del pantano. Los pobres, al mismo tiempo, observan el otro mundo: el de los que poseen todo aquello de lo que están privados. No pueden ignorarlo. Allí está exhibiéndose de un modo escandaloso, en las vitrinas de las tiendas, los malls, los supermercados, la televisión, la publicidad, las casas confortables, los automóviles. Monstruosa diferencia que, inevitablemente, es percibida y vivida como violencia: como agresión de quienes los ignoran, los explotan, los desprecian, los discriminan, los confinan en guetos; y, si son considerados una amenaza, les quitan el trabajo, los apalean, los encarcelan y hasta los torturan y matan.
No todos los poseedores perciben la magnitud operativa o virtual de la máquina represiva que les permite mantener su estatus. Ni siquiera ven la violencia cotidiana contenida en leyes, fallos judiciales discriminatorios, el maltrato policial, las humillaciones que padecen los que trabajan o los que han perdido su trabajo; ni tampoco el terrible efecto de las catástrofes naturales sobre los pobres. Estas son las causas de fondo (a veces irracionales) de las protestas: una reacción ante la violencia institucionalizada.


Firma: Jeremias Banchero

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